sábado, 10 de diciembre de 2016

Estoy parada frente a mi

Estoy parada frente a mi observando mi esqueleto, frente a lo que queda de mi cuerpo muerto.
Escapo de la luz, y la sombra es mi lecho nupcial.
Quiero que marques con sangre de tus pupilas el camino que yo sola no sé trazar.
Quiero que me hamaques entre los juegos de la plaza, rotos, olvidados.
Quiero tenerte siempre de esclavo.
Me gustaba que me hieras el corazón con tu cuchillo.
Y amaba las horas de soledad al lado de tu presencia.

martes, 23 de agosto de 2016

Sé lo que es el amor

Sé lo que es el amor,
sé lo que es enamorarse,
sé de quién me enamoré,
sé qué siento por aquella persona,
sé cuándo nos vamos a encontrar,
sé en dónde nos vamos a encontrar,
sé que edad tiene,
sé que hace muchos años que espero,
sé que no debería ser nada sin esa persona,
sé que debería decir ''Sin vos yo me muero'',
sé que debería decir ''No me dejes'',
sé que es necesario el ''Te amo'' y que si no lo digo no sé querer,
sé que un abrazo no es nada si quiero besar con la lengua,
sé que si no beso con la lengua...entonces no me gusta esa persona, y que no es alguien atractivo,
sé  que debería dudar, si no me dice que soy una persona atractiva,
sé que debería tener celos, y que si no celo no quiero,
sé que debería enfermarme de celos si es feliz con otra persona,
sé que debería ser una persona degenerada, y tocarte y si no te toco...no quiero nada sexual,
sé que si no tengo nada sexual, entonces no sé querer,
sé que si tengo algo sexual, solo será eso y no quiero estar con aquella persona.
Hasta que llegaste vos.
Hasta que te atreviste a entrar en mi vida sin tocar la puerta, sin avisar, sin preguntar,
sin preguntar si yo quería que entraras, sin darte cuenta de que yo estaba durmiendo,
sin preocuparte por si estaba a medio vestir, sin importar si yo estaba descansando en mi ropa de dormir.
Sin vergüenza de saber que se asomaba mi pierna desnuda de entre las sábanas,
no quisiste saber nada, con el tamaño de la cama, si la habitación era pequeña y vos tan grande...
Tan grande que me sentí un ser pequeño.
Tan frío estaba tu cuerpo, tan frías eran tus manos, tus pies estaban congelados...
Tuviste el descaro de tocar mi pierna y guardarla con la otra pierna, abrigada dentro de las sábanas.
Tuviste la intención de besarme, y yo, ahí durmiendo...asustándome, sintiendo tu presencia, tus manos, tu pecho tan caluroso y tu corazón latiendo.
Me rodeaste de tus brazos y cuando quise escapar ya te habías dormido...
Y yo esperando no sé qué que era importante...y lo olvidé.
Olvidé quién eras, tu nombre...y sentí desesperación.
Olvidé qué eras, no sé, no conozco la razón por la que dejaste de ser.
Olvidé que estaba haciendo yo ahí, completamente.
Olvidé completamente qué siento.
Olvidé cómo me encontraste.
Olvidé dónde me encontraste.
Olvidé tu edad.
Olvidé que esperaba hace años, para esperar de nuevo, ya sin sentido...
Olvidé qué es sentir que no hay nadie.
Olvidé todo lo que te iba a decir y no es lo que yo planeaba.
Olvidé que la palabra ''amar'' me molestaba.
Olvidé que quiero abrazar.
Olvidé qué es un beso...y ahora quiero sentirlo.
Olvidé la duda,
dejé los celos,
dejé la enfermedad,
dejé de tocarte,
dejé lo sexual de lado,
dejé de enamorarme,
dejé de saber quién me enamoraba,
dejé de lado la soberbia,
y no sé lo que es el amor.

jueves, 7 de julio de 2016

Hormigas

Las hormigas se comen mi cuerpo muerto. Devoran cada parte de mi ser. Llenan sus nidos de la carne que alimentan. Mis venas ahora son sus cañerías por donde exploran, navegando en un río de sangre. Creyendo que las olas rompen en la costa, cierro mis ojos y las hormigas me comen los párpados. El rozar de sus cuerpos en mi piel. Pierdo mis pies en un hormigueo y crecen las infecciones que suben por toda mi pierna. Ojos ya vacíos. Me pudro, en el cielo frío, insectos. Ahora veo mis manos. Siento mi cuerpo y mi piel paralizados, ásperos. Me queman. Mi garganta está poblada de hormigas y mi sangre ha coagulado dentro de mi boca. Siento el peso. Las hormigas me aplastan. No puedo levantarme y estoy invadida. Estoy comida por las hormigas, y los insectos se alimentan de mi olor. Mis rodillas están descubiertas. Ya no hay piel en ellas. Finalmente mi cuerpo es un desecho inútil y putrefacto.

sábado, 28 de mayo de 2016

Épica

 El viaje
  Cuando cumplí nueve años me llevé la noticia de que mis padres no eran los que me dieron la vida, no  eran mis padres  biológicos, pero sí me criaron como a una hija y me proporcionaron la educación que merecía. Ellos me explicaron que mis verdaderos padres se encontraban cautivos en una isla. En una parte de la isla llamada ‘’Tabaco’’ estaba mi madre y en la otra parte de la isla llamada ‘‘Mística’’ estaba mi padre. Yo sabía que era peligroso adentrarse en aquella isla, que me podía perder, que entraría en estados de confusión muy intensos, y que si no lograba salir a tiempo la isla me ‘‘tragaría’’ y me dejaría presa de mi libertad…pero yo deseaba con mucha fuerza poder conocerlos. Comprendí, entonces, que mi deber era recuperarlos.
   Abandoné mi cálido hogar y con él mi familia. Decidí emprender mi  viaje en barco hacia la isla, una mañana de Marzo, en que las aguas parecían consolarme, cuando el cielo, soleado, iluminaba mis pupilas y el mar parecía conformarse con lo que parecían lágrimas, pero en realidad era el rocío de los árboles en la orilla. El viaje comenzó al mediodía. Nunca imaginé que el viaje se extendería tanto, que sería tan exhaustivo y que me desesperanzaría de solo pensar que jamás los encontraría.
  No estuve sola durante todo este tiempo, porque en mi camino  rescaté muchas personas que naufragaban en el mar ‘’Infinito’’. La primera persona que rescaté se llamaba Daniel, que al conocernos  frecuentábamos constantes discusiones, pero que al mismo tiempo me aliviaba poder expresar mis desacuerdos con él y así entender las diferencias que era imposible no tener con otra persona. Luego siguió Maya, con quien tenía cosas en común y que me alegró saber que me comprendía, a pesar de todo. Con Maya mantenía interesantes conversaciones. Más tarde rescaté  de las aguas a Magdalena, persona que llegó a conocerme bien  y con la cual logré comprender lo importante que era poder transmitir mis problemas y angustias a otras personas, y así poder liberarme de mis sentimientos perjudiciales. Al final del viaje rescaté a  Lorena, que se encontraba naufragando y que, según me confesó, nos estaba siguiendo desde un corto tiempo atrás.
   Como aclaré anteriormente el viaje se extendió y al cumplir los once años llegué a la isla donde se encontraban mis padres. Bajé del barco y me llevé la sorpresa de que había en una roca una sirena que cuidaba la entrada a la isla, y me preguntó qué buscaba.
-Estoy buscando a mis dos padres, uno de ellos está en ‘‘Tabaco’’ y el otro en ‘‘Mística’’.
- Si deseas encontrarlos deberás entregarme a uno de tus tripulantes, y no podrás ser acompañada por ninguno de ellos.
No dudé en elegir a Daniel y se lo entregué a ella. Él me miró y vi un aire de complicidad en sus ojos. Ni siquiera se opuso a ser entregado.
- Estás en ‘‘Tabaco’’- me dijo la sirena.
-Muchas gracias- dirigí mis pasos hacia adelante y observé con asombro el paisaje- ¿ Sabes en dónde encontrar a…
Quise preguntarle pero había desaparecido y con ella Daniel.
Al adentrarme en la isla sentí el olor del cigarrillo encendido, una bruma gris se apoderó del paisaje y comencé a escuchar una voz masculina que  me decía incesante ‘‘ayudame’’. Llegué a un frondoso bosque de palmeras y tropecé con una piedra y caí sobre mis manos.
                                                  El laberinto de piedras
Cuando levanté la vista me encontraba frente a un laberinto de piedras. Vi un cartel que decía:
‘‘Cuando creas que llegaste al final, te esperará un nuevo comenzar. ‘‘No te pierdas en el laberinto’’.
No parecía realmente un laberinto. Era solo un pasillo con paredones empedrados. Se divisaba fácilmente la salida. Me dirigí hacia adelante y entré… pero a medida que me acercaba a la salida, este parecía alejarse cada vez más, hasta desaparecer en un infinito pasillo empedrado. Miré hacia mi derecha y vi otra salida. Me acerqué a ella pero al llegar allí, se levantó mágicamente un macizo paredón de piedras tapando por completo la salida. Cuando quise darme cuenta de en donde estaba parada ya era tarde, porque me encontraba atrapada en un laberinto. Me angustié al pensar que nunca podría salir de allí. Pasaron horas y yo seguía en el mismo lugar de la isla. Comencé a pensar  en voz alta:
-¿Por qué se llamará ‘‘Tabaco’’ esta parte de la isla?¿ Acaso mi madre tendrá alguna debilidad por el tabaco?¿ Será que se enfermó con el aire vicioso de la isla?
 De repente escuché un ruido muy fuerte a mis espaldas. Me di vuelta y una pared del laberinto se derrumbó. No podía creerlo. Atravesé los escombros y me encontré frente a un paredón de piedras más bajo que el anterior. Miré hacia atrás y encontré entre las piedras un cartel que aparentemente estaba del otro lado del paredón, que decía: ‘‘ Poder entender, saber ver las cosas de otra manera, te hará crecer’’.
Caminé perdiéndome de nuevo en cada paso. Me senté en el suelo, cerré mis ojos y me quedé profundamente dormida.
                                                        El bosque de palmeras
Me desperté y me levanté del suelo. Cuando lo hice noté que las paredes solo me alcanzaban el cuello. Desde allí vi la salida y fui corriendo hasta ella. Logré salir y me alegré de haber podido hacerlo. De repente, el humo proveniente de cigarrillos comenzó a invadir el bosque de palmeras y con él, el laberinto. Intenté disipar el humo con las manos, pero fue en vano. Una cortina gris me bloqueó el camino.
-¡Ayudame!
Otra vez la voz masculina, pidiéndome que lo ayude. Comencé a escuchar gritos de tortura, empezaba  a creer que debía salvarlo. Miré hacia atrás y quedé horrorizada. Unos ojos oscuros y profundos, en un rostro angelical me miraban fijamente. Solo pude ver sus ojos y sentir su presencia. Quise correr pero la bruma gris me impedía ver y  me lastimé con las palmeras al llevármelas por delante.
Los gritos se hicieron más fuertes. Fue entonces cuando escuché unas palabras que se escuchaban lejanas y alcancé divisar frases: ‘‘en el nombre’’, ‘’espíritu’’ y al avanzar más ya podía entender todo. Era  la voz de una mujer rezando. Me fui acercando más hasta ver un rostro con los ojos cerrados y las manos juntas.
-¡Madre! ¿Sos vos?
Abrió los ojos y me vió.
 -¡No te acerques más o te va a atrapar!
Una fuerza extraña me empujó al suelo y me paralizó. En mi cabeza escuchaba ruidos muy fuertes, como el sonido de vibraciones continuas. Mi cabeza se movía de un lado al otro mecánicamente y mi cuerpo inmóvil sobre el suelo, la carne inerte de mis extremidades se retorcía, quemando la sangre dentro de mis venas. Los ruidos penetraban en mi sien. Hubiera gritado, hubiera suplicado que me maten, que terminen con mi vida.
 Luego de agonizar durante minutos eternos, recobré la voz, me reincorporé. Sentí el abrazo de mi madre y su voz que no paraba de rezar.
-¡Madre! ¿Qué me ocurrió?
- Por más que lo escuches y sientas su presencia, él no puede hacerse visible, nunca intentes luchar contra él, porque te vencerá. Se apoderará de vos con el solo crecimiento de tu miedo y el miedo es un reflejo de tus inseguridades.
-¿Quién es?- Le pregunté y continuó rezando, por lo que no pude escuchar su respuesta. Su abrazo no me soltaba.
-¡Debemos buscar a papá!
Me libré de sus brazos, la tomé de la mano y juntas corrimos atravesando las palmeras. Cuanto más sentía que me perseguía la presencia de aquel ser invisible que me había nombrado. La bruma gris desapareció y nos encontramos frente a una iglesia.
                                                                    La iglesia
Entramos cuidadosamente. El techo era una cúpula blanca sin dibujos. Habían bancos alargados que ocupaban toda la iglesia. Los cristales de las ventanas talladas retratando figuras humanas. Cuando miré la última ventana mi madre me soltó la mano y profirió un grito desgarrador. Frente a mi estaba mi padre, atrapado en el cristal. Ella se acercó a la imagen y palpó el vidrio con los dedos. Desgraciadamente el vidrio se fisuró y cayó al piso convirtiéndose los cristales en sangre. Un viento fuerte cerró la puerta de la iglesia a mis espaldas.
-¡Tenemos que salir!-dijo mi madre.
Ella atravesó la ventana que ahora era una agujero rectangular y corrió sin mi hacia la orilla del mar. Intenté hacer lo mismo pero la sangre se coaguló en mis pies dejándolos adheridos al piso.
Estábamos dentro de la iglesia aquella presencia y yo. Entonces recordé lo que mi madre me advirtió que se apoderaría de mi solo si mi miedo crece, escuche una voz que me decía:
-¡Ayudame!
Y con esto también escuché gritos de dolor. Me sentí obligada a quedarme en la iglesia a la persona que gritaba.
En un extremo de la iglesia había un espejo que me reflejaba y también el rostro angelical de ojos oscuros. Aquel rostro tenía cuerpo humano y se dirigía hacia mí. Tomé uno de los cuadros que estaban colgados en la pared y lo lancé al espejo, que se rompió en millones de pedazos, la sangre coagulada de mis pies se deshizo y salí a la orilla de la isla por el agujero rectangular que fue alguna vez una ventana y corrí hasta mi madre.
                                                        El árbol de las lágrimas
Caminamos mi madre y yo por la orilla de la isla. Pasamos noches bajo el cielo estrellado y pude entender muchas cosas hablando con ella. Un día vimos una sirena recostada en una roca y la reconocí. Era la misma que me pidió a uno de mis tripulantes. Al frente de ella estaba el barco donde viajé para encontrar a mis padres. Solo nos miró por unos momentos y se metió en el mar rápidamente. Subimos al barco y lamentablemente no había nadie. Navegamos  hasta llegar a donde el mar se hacía más profundo. De repente escuché que algo cayó al agua. Cuando miré hacia un costado mi madre estaba ahogándose por culpa de las garras de la sirena, que la hundía al mar. Comencé a gritar,  a pedir ayuda pero nadie me escuchaba. Me arrojé al agua y el barco se fue alejando de mí. Quise atrapar a mi madre pero la sirena se la llevó a las profundidades y dirigiéndose a mí dijo:
-¡Te condeno a vivir eternidades llorando la muerte de tu familia!
Una luz que provenía de uno de los seis dedos de su mano me encegueció.
Nadé hasta la orilla y cuando llegué no pude moverme más. Mis pies se plantaron en la arena, los dedos se extendieron como raíces, mis brazos se alargaron y de mis uñas brotaron grandes hojas verdes. Mi rostro se entumeció  como la madera de la que ahora estoy formada. Ahora lloraré el rocío de todas las mañanas de Marzo para siempre.

domingo, 17 de abril de 2016

Papeles pendientes

Parte de mi vida es ordenar estos papeles, clasificarlos, agruparlos por nombre, elegir se destino, su utilidad y si ya no sirven desecharlos a la basura. Pero generalmente no hago eso, siempre sirven, se puede reciclar, o volver a usar como es esto de la reutilización. Poesía, canciones propias, confesiones, palabras que alguna vez me dieron una idea. Cuando lo que escribo no es lo que espero, tacho todo con una línea, nunca borroneo aquellas palabras, quiero que se entiendan porque de alguna manera me llevan a otra cosa, otra narración, otra escritura propia. Y si por bronca, por vergüenza o por lo que pueda llegar a suceder, lo hago, tanto que no se entienda, siempre vuelvo a escribir, aunque sea arriba de lo tachado, borroneado. Las palabras me llevan, me colocan y descolocan de millones de lugares, me mueven, me inspiran y me hacen lo que soy. Esto que soy yo, es en realidad parte de lo que jamás seré, y de lo que siempre fui. Tal vez no me enamore de alguien, tal vez no conozca la compañía de un otro, pero sé qué es lo que me gusta de ella, y cómo la conocí. Viéndola horas y y horas mirándose al espejo, siempre al natural, nunca se maquillaba. No logro comprender cómo pudo ser que antes se preocupaba demasiado en salir a la calle con maquillaje y ahora no sienta la necesidad de hacerlo. Claro, siempre la misma excusa...'' Los pibes no se fijan en eso, si te amargas por algo y tu sonrisa se desvanece, no dudan en dejar de escuchar tus quejas de 'ay! Estoy gorda, ¿tengo muchos granos? Nadie me da bola' ''. '' No sirve'' . Y tenía razón, porque por más que se maquillen los ojos y quieran cambiar la impresión de su mirada, si sus emociones sobresalen, nada va a cambiar el hecho de que estar triste, desilusionada, o millones de motivos sacados de no sé dónde, para quejarse de lo que no ven de sí mismas, y no van a poder evitar que éstas les ganen de antemano.
Ya había pasado un tiempo prolongado desde aquella vez en que le dije que ese chico, que había conocido en un baile, esos que se hacen de noche y donde se acostumbra tomar bebidas alcohólicas, era un buen tipo, que parecía muy sociable, y que además tenía pinta de ser de buena familia. Pero aunque ahora su amor le pertenecía a él, nunca podrá ver lo que yo veo en ella. Nunca sabrá que a veces soy su única compañía. Que desvelándose en suspiros de algún tal vez conoció lo que es preocuparse de algo como si fuese a terminar el mundo, y perderse entre sollozos que piden que todo salga como esperaba que suceda. Si esto hubiera sido amor, y no amistad creo que no sería tanta la ilusión que me invade. A veces tengo que lidiar con ella. A veces odio que siempre sienta que hace las cosas mal y tenga que disculparse conmigo, sin ningún sentido, que piense que lo único que le queda soy yo y tenga que conformarse con eso. Y yo soy ese ''eso''. Como si fuese la única persona que la entiende, que comprende sus conflictos con gente que conoce muy bien o con personas que le vio la cara una vez en su vida y jamás volverá a recordar, entre gritos de ''dejame caminar tranquila, pelotudo'', o cosas que alguna vez pasaron por su cabeza, y que no se animaría a decir o hacer. Ella sabe defenderse. |Y más ahora que está tan peligrosa la calle y siente la necesidad de salir acompañada. Nunca la escuché quejarse de salir sola, porque me quedaba a jugar a la play en su casa y ella iba a hacer las compras. Que suerte que tuvo conmigo, yo le pasaba los niveles de ese juego que tanto le gustaba jugar, y cuando volvía ya estaba preparada para el siguiente nivel, éramos un buen equipo. Pobre, las cosas que tenía que escuchar cuando salía y yo no estaba para defenderla. Ella me contó, una noche en que no había nadie en su casa y se habían ido todos nuestros amigos, que una vez salió para comprar lo que íbamos a cenar, y para evitar pasar al lado de un grupo de hombres que anteriormente le habían chiflado y dicho groserías cruzó a la vereda de enfrente y cuando dobló en la esquina lo esperaba un tipo con un cuchillo, que la amenazó con matarla si no hacía lo que le decía, que quería que se saque la remera. Lo único que le hizo fue chuparle el cuello, dejándole la saliva y el olor de ese hombre impregnado en la piel y la ropa. Una mezcla de sudor, alcohol y orina, tan nauseabundo. Para su suerte pasaba un hombre con su hijo, y cuando vio la situación no esperó más y se abalanzó sobre este tipo, que salió corriendo desprevenido. Ese día, cuando llegó a casa luego de lo ocurrido, no dijo una sola palabra. Meses después me lo contó y mirándome a los ojos me dijo, como siempre que yo era lo único que tenía, o era al menos lo que yo entendía de las tantas conversaciones que solíamos tener a diario, o casi siempre. Fue ese día en que ella se encerró en el baño, sin antes dar un portazo y decirme ''No entendes'', a lo que yo respondí '' Son cosas de mujeres, déjenla deben ser las hormonas ja ja'' humillándola enfrente de todos sus amigos varones y los mios, ignorándola mientras jugábamos a la play. Ni siquiera levanté la vista de la pantalla del televisor cuando lo dije. Cuando supe de la agresión, arrepentido, me lamenté no haberla acompañado y sentí tanta vergüenza de no haberle preguntado qué le pasaba ese día que cuando terminó nuestra conversación me fui a dormir enojado conmigo mismo, sin saludarla y estuve horas, quizás fueron minutos, pero la verdad es que no me importaba qué hora era, llorando. Me sentía estúpido. Por quedar bien enfrente de mis amigos y los suyos, por un comentario cruel y sin sentido, creí que nunca me perdonaría. Ella hubiera creído que yo era un monstruo, lo peor que puede existir, sin embargo ya no me pide que la acompañe por las noches, por más que yo le insista, y como siempre mi egoísmo, solo para quedarme a jugar a la play. Tengo tanto miedo cuando sale de noche. Miedo a que le ocurra de nuevo el mismo incidente de aquella vez, me imagino las barbaridades que tiene que escuchar, soportar, al salir a la calle. Todavía no comprendo cómo puedo ser tan estúpido de no acompañarla nunca en su vida, si yo hubiera sido ella ya me hubiese dejado de hablar por el chico ese que conoció, pero a pesar de que sale con él nunca me deja de lado. Es tan buena, humilde, no sé que es lo que le pasa por la cabeza que todavía no me mandó a la mierda. No se por qué no le pasa por la cabeza que es tan perfecta, para mi. No se que me pasaba por la cabeza cuando descubrí que era yo la única persona que se quedaba con el llanto, que era yo la persona que siempre la acompañó a todos lados. Y no se daba cuenta de que yo estaba con ella. Tal vez tenga miedo de que me quede de nuevo con ella por las noches. Tal vez tenga miedo. Tal vez tenga miedo yo, de quedarme sin voz ni respuesta. Sin respuesta...sí. Soy yo su única compañía, soy su pensamiento, soy su consciencia. Soy todo de ella. Soy la persona perfecta. Yo me amo a mí. Me amo. Me enamoro de mí. Cada día me despreocupo más por el maquillaje, esclavo, dependencia de tantas personas. Soy yo mi única compañía. Soy yo. Yo me enamoré. Yo soporto. Yo soy ella.


sábado, 12 de marzo de 2016

La música comercial y la imagen en la sociedad

La música comercial y la imagen en la sociedad
Las personas, en especial los adolescentes, son el punto blanco para el marketing musical. No se trata solamente de vender CDs, sino de vender imágenes que los adolescentes toman como referencia. Esta referencia a menudo suele ser de agrado para la sociedad y el mismo. Pero no siempre se sigue un modelo de mujer u hombre semejante al aspecto de los adolescentes de hoy en día. La palabra adolescente tiene un doble significado y uno de ellos es el de origen latín ‘‘estar carente o falto de algo’’. Esta carencia que siente el individuo lo empuja a buscar aquello que lo completa, muchas veces es el mercado quien lo logra rodeándolo de cánones de belleza cada vez más fuertes, debido al nivel de importancia que se les da. El canon de belleza es el conjunto de aquellas características que una sociedad considera convencionalmente como bonito, atractivo o deseable, sea en una persona u objeto, y que varía entre las culturas.
Un ejemplo de cómo el mercado, con sus múltiples estrategias para vender, logra convencer a un individuo de cierta edad, está claramente intensificado en un género musical que deriva del Rock, llamado Pop que, como su nombre lo indica, se centra en la canción ‘‘popular’’. En un momento de la historia del Rock se tomó a este último y se le incorporó sonidos electrónicos para adaptar al Rock para un público de todas las edades. Desde finales del siglo XIX se establecieron algunas escuelas de composición de canciones, como
la famosa “Tin Pan Alley”, de Nueva York. Los compositores que trabajaron por encargo durante sobre todo la segunda mitad del siglo XX conocían la manera de escribir canciones que gustasen. Por lo general, la discográfica le paga una composición a un escritor de canciones que trabaje a sueldo, y se la da a cantar a un cantante que dé la imagen y tenga la voz adecuadas para su época.
Debido a que los cánones de belleza cambian a lo largo de la historia, la imagen de la mujer y del hombre ‘‘perfectos’’ también cambian. Al hablarse de los adolescentes actuales se hace referencia al Siglo XXI, donde en la mujer, el canon de belleza se establece en mujeres altas y extremadamente delgadas que poseen cualidades relacionadas con la juventud y con capacidad de procrear, lo que convierte a la mujer en persuasiva, deseable y con éxito social. Búsqueda de unas medidas del cuerpo 90-60-90, con el pelo rubio y aspecto frágil. Se busca una figura esbelta, con senos firmes, simétricos y sólidos, con una altura superior a la media, piel tersa y bronceada, ojos grandes, nariz pequeña, boca grande y labios gruesos, vientre liso, pelo largo, piernas largas y torneadas.
Los cánones de belleza están expresados en las formas de vestir y las formas de relacionarse con los demás que tienen los adolescentes. Por ejemplo un adolescente que siente cierto fanatismo por un grupo musical que reúne las características antes mencionadas, probablemente quiera vestir del mismo modo o quiera expresar sus sentimientos repitiendo palabras o expresiones similares al que utiliza su referente, además de escuchar ese estilo musical. Este mecanismo que utiliza el mercado, para intervenir en las formas de vestir y de expresarse constituye lo que llamamos ‘‘moda’’ y se caracteriza por el saber manipular las acciones de individuos más dóciles, aquellos que transitan la adolescencia.
En conclusión, la música es un factor de incidencia sobre la imagen, y el comportamiento de las personas, en especial los adolescentes, debido a las diversas estrategias del mercado capitalista para lograr un mayor comercio de sus productos.






lunes, 8 de febrero de 2016

Ausencia

Nada. Busco. Nada...te vas...nada. ¿Cuándo va a ser la hora?
Cuando vayas, cuando te vas...nada.
Ahora un vacío que solo se llama Ausencia.
Nada. Vuelvo de donde vengo, y no encuentro nada.
Algo raro, extraño, desconocido, algo...que se llama, un tal vez.
El Tal vez que escribe con lapicera, un algo. Nada.
Un Tal vez que sabe decir ahora, ahora...
El tiempo no es nada. Nada. Otra vez, en mi ausencia, arrepentimientos, no me vas a ver, solo el recuerdo. Nada.
 Otra vez Ausencia escribe en el comedor vacío.
Ausencia, deberías vivir en un corazón más frío, deberías elegir entre dos, entre tres, entre cuatro, o cinco o corazones impares...nada.
Nada. Solo este paisaje, y un paisaje...nada.
Nada, nada, nada, solitari@, casa de emociones.
Casa de nadie, casa.
Llorar es algo tan biológico como no ir al baño, es evitar el desecho y la mirada.
Señalan.
¿Muertes?
Llorar es algo tan biológico como evitar la humanidad de los hechos,
escuchar es algo tan valioso.
¿Cuánto falta?
Tiempo...
Nada.

domingo, 17 de enero de 2016

L@s expert@s en jugar con palabras


Supiste quedarte en mi alma, me despedazaste en pocas palabras mientras ell@s reían a carcajadas, hacían bromas y desnudé tus mentiras, tus engaños a la inocencia de aquel niñ@ que se quedó muy atrás en un juego de Voley. Ahora puedo ubicarte en un sitio, no tan lejos, porque vi como tus ojos se quedaban perplejos en un baile de noche, en un lugar de encuentros. Luego te vi en mi mente, jugando con las palabras, porque AMO jugar con las palabras, y amo que te pierdas en las tuberías de una casa vieja. Llenas mi conciencia de juegos de ir y volver, de estar y no estar, de querer y no amar, de empezar y terminar, de caer y levantarse, de correr y terminar volando, volando por algún pensamiento. Sos mi pensamiento, por ahora prefiero olvidar que estabas, para olvidar que yo estaba, mirándote y viendo en tu mirada y en el tono en el que hablabas, que te llenaste el pecho de valentía y temblando de miedo a ser rechazad@, rechazad@ por mí. Quisiste entrar en mí y de repente ya lo habías hecho en un abrir y cerrar de ojos, en ese mismo momento en que miraste a tu costado y me viste. Y yo te vi. Y ya eras todo, pero hubo que esperar a que pase el tiempo para darme cuenta de que me arrancaste las palabras de la boca como intentando buscar una explicación a algo inexplicable. Y de nuevo querías escucharme, querías tanto de mí que yo quise querer tanto de alguien, de nuevo. Y otra vez querías explorarme, explorar un mundo totalmente distinto al de cualquier persona. Un extravío de millones de palabras en un laberinto nivel principiante, con una sola salida. Fue tan fácil desperdiciar tu tiempo conmigo. Tirar a la basura tantas monedas del oro más repulsivo que podría existir. Me viste escapar de la mediocridad como un venado queriendo ser devorado por su depredador. No. Yo, la personas más correcta cometiendo equivocaciones. De dónde voy a sacar tanto valor para decirte: Sí, soy como vos...pero hoy yo me voy y vos te quedas. Y me vas a ver irme, me ves marcharme en un ida y vuelta. Perdí mi anillo y espero encontrarlo. Tal vez lo tenes vos. Tal vez nos volvamos a ver y entraré en un juego que solo jugamos l@s expert@s en jugar con palabras.